PASCUA
Sábado 5º
LECTURA:
“Juan 15, 18‑21”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mi antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: «No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.» Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.»
MEDITACIÓN:
“A causa de mi nombre”
Qué diferentes son nuestras sensibilidades, nuestros sentimientos, nuestras experiencias y nuestros intereses. Tanto que para lo que a uno puede resultar maravilloso para otro puede sonar al mayor de los escarnios. Esto lo palpamos en nuestro día a día en cientos de cosas, desde las más banales hasta las más grandes. Y de eso no nos libramos nadie. Allí donde hay una alabanza aparece también un rechazo. Con Jesús pasó igual y ya, además, quedaría anunciado o puesto de manifiesto por aquella profecía que el anciano Simeón lanzaría a su madre el día de su presentación en el Templo. Y esa fue la experiencia de toda su vida hasta su muerte.
Por eso Jesús puede hablar de odio hacia su persona y de sus efectos en aquellos que le siguen, algo lógico que seguimos palpando. También nos dice al final que otros guardarán su palabra, pero da la sensación como que esa muestra de rechazo tiene un peso especial, tal vez por lo que tiene de dramatismo en sus consecuencias, no sólo para él sino para muchos hasta nuestro hoy.
Cabría preguntarse si a una persona que ha pasado haciendo el bien, que se ha acercado allí donde late el dolor humano y un deseo de esperanza y de algo nuevo que libere y desate tantas cadenas que nos ponemos unos a otros, podía acoger tanto rechazo, y a la vista de los acontecimientos hay que decir que sí. Sencillamente porque cada uno asumimos las cosas desde nuestras perspectivas, desde nuestros intereses, y Jesús, que se ha puesto de parte del hombre, frente a todo aquello que le rebaje su dignidad, se ha colocado frente a quienes defienden los suyos propios, y para quienes normas y leyes, intereses económicos y políticos, son más importantes o pesan más que cualquier otro tipo de interés. Así ha chocado de frente con muchos y ha recogido como fruto el odio y el rechazo del estatus de poder.
Pedro y Pablo nos hablarán de la fuerza del nombre de Jesús, es decir, de su persona, que ha sido constituido Señor con el poder de la resurrección. Único nombre que nos puede traer salvación porque nos habla de amor, porque ofrece vida y atrae a la vida. De Jesús no podemos esperar más que bien, no hay otra posibilidad, él es el Sumo Bien. Pero hoy, lo vemos y palpamos, sigue siendo acogido y rechazado, amado y perseguido, no sólo en todos aquellos que nos decimos suyos, sino en todo ser humano que de mil maneras hoy siendo vejado, humillado, eliminado, por la sinrazón de muchos.
En medio de esa situación, de la que Jesús nos advierte para que no nos pille desprevenidos, para que no olvidemos dónde nos movemos, para que no seamos ingenuos ante la realidad de un corazón humano que todavía parece demasiado enfermo, el Señor nos pide afianzarnos en él, hacer de su nombre el nuestro, o mejor, nuestra fuerza, nuestra convicción de que él, y el amor que brota de él, sigue y seguirá siendo la única opción de vida que nos dignifique y que nos salve. A causa de su nombre se nos puede eliminar, pero a causa de su nombre y de la apertura a su vida y a su palabra, recibimos la vida eterna que estamos llamados a recrear desde ahora con él.
ORACIÓN:
“No perder el ánimo”
Es cierto, Señor, hay cosas que nos desconciertan y que no sabemos o no podemos explicar del todo, y casi no nos queda sino acogernos a ese misterio del corazón humano, y de toda una serie de intereses que se entrecruzan en el camino de nuestra existencia. Toda una especie de contradicciones que nos descolocan y que nos llevan a no saber muy bien dónde estamos. En vez de seguridad caminamos insertos en toda una serie de inseguridades en las que el mañana no sabemos si nos seguirá dando la oportunidad de seguir el camino que hemos emprendido. Y eso lo palpamos a todos los niveles de nuestras relaciones humanas, sociales, políticas, económicas, es como el pan de cada día. Y ahí estás tú y nosotros contigo. Tú en tu seguridad, y nosotros intentando apoyarnos en ti, aunque palpando las concreciones de todo lo que nos desestabiliza por dentro y por fuera, fruto también de nuestra fragilidad, de nuestro estar en camino de nuestra tarea de crecimiento paulatina porque no estamos hechos, nos vamos haciendo y más lentamente de lo que desearíamos. Por eso, Señor, ayúdame, a no perder el ánimo, a afianzarme en esta realidad, a aferrarme firmemente en ti, convencido de que tú eres el único que me ofrece vida, vida con sentido. Que no lo olvide, Señor, y que lo ponga de manifiesto. Gracias, Señor.
CONTEMPLACIÓN:
“Mano firme”
Sólo hay una mano firme,
sólo un nombre
en el que entra
toda la fuerza de la vida,
porque es la Vida.
Vida acogida y rechazada,
querida y temida;
vida humana y plenificada,
vida divina
que me atraviesa
y me inserta en sus entrañas.
Vida que toca
experiencia de muerte
pero la salta y la trastoca.
Paso doloroso y de esperanza
que me interroga,
me frena y me proyecta;
y, al final, me coloca siempre
en tu mano, segura y firme.
Deja una respuesta