Sorprendente,
siempre sorprendente,
desconcertante,
vivo y viviente.
Así eres y así me quieres,
empujado por esa fuerza,
que no es mía,
pero que brota en mí y de mí,
llevando el sello de la vida,
de la tuya y de la mía;
de un anhelo y de una esperanza
que se torna búsqueda, deseo,
a veces a tientas,
como el viento,
con dudas y recelos,
pero que parte de ti y me lleva,
por los caminos intrincados
del otro, a mí.