Te siento hondo en mí
y, a veces, no sé
como adentrarme en mí.
Soy como un terreno desconocido
que no me atrevo a explorar.
Pero ahí late mi encuentro contigo,
ahí se juega mi experiencia de ti,
sentir el latido de tu presencia
que me puede seducir.
Y lo quiero y me asusta,
lo deseo y lo rehúyo,
lo ansío y no sé cómo tomarlo.
Y tú me sigues invitando,
llamando y atrayendo.
Y quiero recogerme en mí
para proyectarme desde ti.