Semana 18 Viernes A

TIEMPO ORDINARIO

 

Viernes 18º

 

 

 

LECTURA:            

Mateo 16, 24-28”

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.

¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del Hombre con majestad.

 

 

MEDITACIÓN:           

“El que quiera”

 

 

            Tal vez no haya mucho que decir al limitarnos a esta frase, pero me parece importante, Me parece importante porque habla desde la libertad para asumir las consecuencias de una elección, teniendo en cuenta los pros y los contras.

 

            Y es que, con Jesús, no se trata, sin más, de elegir una cosa u otra, como si se tratase de tomar agua o un refresco. Acoger su llamada o su ofrecimiento conlleva unas consecuencias que Jesús expone con claridad, y cuya valoración depende de lo que cada uno quiere que prime en la forma de construir su vida. Y es que, ciertamente, no es lo mismo descentrarse de uno mismo y romper el círculo del yo, o partir  todo de uno mismo.

 

            Y ahí Jesús, deja libertad, no impone, pero avisa de las consecuencias, consecuencias que descubrimos muy claras en la realidad en la que vivimos, y desde las cuales no sólo afectamos a los otros sino que nos jugamos nuestro triunfo o fracaso final; cosa que, ciertamente, poco importa a los que no creen en ello.

 

            Claro está que para poder dar una respuesta hay que conocer de dónde o de quién viene esa llamada. Conocer a Jesús es vital para poder entender y acoger su invitación. Descubrir cuál ha sido su camino, cuál ha sido su respuesta al hombre que ha salido a su encuentro, su empeño por humanizarlo todo e impregnarlo con el sello del amor, es fundamental.

 

            Porque desde ahí entendemos eso de “negarse a sí mismo”, que no significa anularse como persona, o esclavizarse, sino precisamente liberarse de todas las ataduras del yo egoísta que nos cierra en nosotros mismos, indiferentes a las alegrías o sufrimientos de los otros. Entendemos lo que significa seguirle, porque sabemos a quién seguimos y su opción por humanizarlo todo. Y aprendemos que todo ello conlleva no huir de la realidad, ni esperar la solución milagrosa de nuestra existencia, sino precisamente la capacidad para asumir nuestras cruces, la de nuestras limitaciones, la que nos carga las vicisitudes de la vida y la que puede volcarnos esa parte de mal que se sigue empeñando en rechazar el bien y se ríe del amor, hasta limitarlo o tergiversarlo, convirtiéndolo en capricho o debilidad.

 

            Sí, mirar a Jesús, conocerle, dialogar con él en la escucha de su palabra, es el punto de partida para atender su llamada y dar nuestra respuesta, condicionada, tal vez, pero decidida e ilusionada.

 

           

ORACIÓN:           

“Deseo de seguirte”

 

 

            Señor, te he dado mi respuesta y te he manifestado mi deseo de seguirte con todas las consecuencias. Pero sé y sabes que con ese deseo van también mis limitaciones, mis procesos lentos, que hasta a veces dan la sensación que me hacen retroceder más que adelantar, pero quiero seguirte, Quiero seguir aprendiendo a soltar el lastre de mis condicionamientos, sabiendo que muchos de ellos forman parte y seguirán formando parte del camino de mi vida. Pero quiero seguirte con ellos, porque son parte de mi cruz, esa cruz con la que quieres que vaya detrás de ti. Por eso, sigue ayudándome a mantener vivo mi deseo y el tuyo. Sigue ayudándome a hacerlo con empeño, con gozo, con esperanza. Gracias, Señor

 

           

CONTEMPLACIÓN:           

“Tu presencia”

 

 

Desiertos y llanuras,

montañas y valles,

calores y fríos,

soledad y compañía,

llantos y risas,

paisajes que dibujan

el camino de mi vida,

que aligeran o lastran

la realidad de mi andadura.

Y en ella con tu presencia

alientas mis pasos,

abres mi horizonte

preparas mi meta.

 

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