Como un árbol firme,
hincando las raíces
de mi vida en ti,
bebiendo de la fuente
del agua de tu Espíritu,
alimentándome de la savia
fortalecedora de tu amor,
sé que mi vida crece
como tronco robusto
y mis ramas cobijan
y mis frutos alimentan.
Y así siento que mi fe
me vivifica,
y que tú me sanas
y me salvas.