Desde la santa Pascua hasta Pentecostes, los hermanos comerán a sexta y cenarán al atardecer. A partir de Pentecostés, durante el verano ayunarán hasta Nona los miércoles y viernes si no tienen que trabajar en el campo o el calor del verano no es excesivo. Los demás días comerán a Sexta. (41,1-3)
La serie de capítulos más o menos relacionados con la alimentación, termina con el horario de las comidas conventuales según las diversas estaciones del año. Un horario simple, claro y que no necesita por sí, comentarios.
Desde el punto de vista dietético, el año lo divide la RB, siguiendo la costumbre general de la Iglesia en su tiempo, y dejando a parte rigorismos de algunas tradiciones monásticas, en cuatro partes. La primera es el tiempo de Pascua, en el que se suprime totalmente el ayuno
La segunda desde Pentecostés hasta el 14 de septiembre en el que solo se ayuna hasta nona los miércoles y viernes, días consagrados por la tradición eclesiástica y muy estimados por los monjes como penitenciales. Pero si se da exceso de trabajo o calor, el abad puede suprimirlos. Los días que no se ayuna se come al mediodía y probablemente se cena al atardecer.
El tercer periodo desde el 14 de septiembre hasta principios de cuaresma, se ayuna todos los días excepto los domingos, hasta después de Nona.
Durante la cuaresma el ayuno se prolonga hasta vísperas, que deben celebrarse bastante pronto a fin de que los monjes puedan comer con la luz natural. Y añade la RB que a lo largo de todo el año ya se cene o sea la única comida los días de ayuno se haga de tal modo que todo se haga con luz natural. Esto puede excitar nuestra curiosidad. ¿Por qué razón quiere que todas las comidas se hagan con la luz del día? ¿Acaso para economizar aceite u otro combustible? Aunque no se excluya totalmente este motivo, ni tampoco el querer abreviar algo el ayuno cuaresmal, parece que el motivo decisivo es que la noche no es el tiempo apropósito para alimentarse los monjes, como no lo es para hablar. S. Benito pudo fijarse en varios pasajes de S. Pablo en los que la noche aparece como el símbolo del mal y del pecado. Es también curioso que en el mundo pagano, en China estuviera prohibido comer durante la noche porque el comensal corría peligro de ser víctima de los demonios.
Este horario de las comidas, en el Capítulo General de la fusión de las Congregaciones Trapenses en 1892, fue uno de los mayores obstáculos para realizarla.
Cuando se olvidan las propias tradiciones, son recogidas por otros movimientos. Esto ha ocurrido con el ayuno.
La iglesia conoce el ayuno desde su nacimiento y ya en los primeros siglos estableció una serie de reglas para el correcto ejercicio del ayuno. Pero en la actualidad se han reducido de tal manera que casi carecen de sentido. Pero actualmente la medicina ha redescubierto lo beneficioso que resulta el ayuno para curar enfermedades, sobre todo de tipo reumático. Existen clínicas de ayunoterapia o adelgazamiento que llevan exitosas curas basadas en el ayuno, algunas conjugan el ayuno corporal con senderos espirituales. No sólo se trata de adelgazar, sino de una nueva forma de vida y una nueva relación no solamente con la comida y la bebida sino con todo el conjunto de la vida.
Algunos movimientos eclesiales lo presentan actualmente como un camino hacia la purificación y la libertad interior.
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