Para aquellos para los que Dios les da fuerza para abstenerse, piensen que tendrán una recompensa especial. 40,4.
En este capitulo 40, la RB se aparta bastante de la RM. S. Benito omite toda la larga reglamentación que a este propósito ofrece el Maestro en el capítulo 27,1-38. Por lo demás, hay cierta analogía entre las dos reglas.
El Maestro trata largamente de la abstinencia de vino voluntaria, de la que solamente hace referencia la RB en este 4 párrafo. Nada nos obliga a pensar que un texto provenga del otro ni que ambos procedan de una fuente común.
En líneas generales son bastante diferentes por lo que no se puede ver entre ellos una dependencia literaria. Los dos hablan de la abstinencia del vino, pero la RM describe más bien una abstinencia pasajera de un día cualquiera en el que el monje separa de su ración un poco de vino o de pan a favor de los pobres, sin que sea esto norma habitual.
En S. Benito ciertamente que puede referirse a actos ocasionales, pero su disposición es más general y menos circunstancial, hace pensar que se trata de una abstinencia de vino habitual y total.
La diferencia entre los dos texto es más profunda en lo que se refiere a la motivación. S. Benito lo atribuye a un don divino que recibe el monje. La idea de la gracia que opera en el monje es común en las dos reglas, pero en este caso no se expresa. En la RM es el monje que renuncia el que ofrece a Dios su sacrificio, apareciendo la abstinencia menos como un don divino que como un don hecho por el monje a Dios.
Los dos autores describen de modo diverso el fruto que el monje recibe por su sacrificio. Según el Maestro el fruto consiste en primer lugar una prueba manifiesta de que el monje prefiere el espíritu a la carne, poniendo un freno a la lujuria. El alimento es entregado a un pobre, lo que hace que se enfoque la privación como referida al mismo Cristo presente en el pobre.
En la redacción concisa de S. Benito no aparece esta perspectiva interesante. El fruto que menciona es la “merces”, la recompensa prometida por la Escritura y de la que ya hizo referencia en el capítulo anterior. Así como al tratar de los enfermos, el enfermero será recompensado por haber soportado a enfermos exigentes. Del mismo modo será recompensado el que se abstiene bebiendo solamente agua. No especifica en qué consiste esta recompensa.
La concisa frase de la RB a este respecto, contrasta con el largo párrafo del Maestro. Por ello no se puede afirmar que el texto de Benito dependa del Maestro. Es un caso de paralelismo no querido, sino fortuito, pues como en otras partes, el Maestro hace una descripción pintoresca y circunstancial, mientras Benito lo hace de una manera seca y esquemática. La descripción que hace el Maestro hace más bien pensar en un ritual litúrgico, mientras Benito se contenta con una descripción abstracta de la abstinencia apoyada en una vaga promesa de recompensa.
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