Semana 21 Lunes B

TIEMPO ORDINARIO

 

Lunes 21º

 

 

LECTURA:          

Mateo 23, 13-22”

 

 

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.

¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que devoráis los bienes de las viudas con pretexto de largas oraciones! Vuestra sentencia será por eso más severa.

¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: «Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga»! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: «Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga». ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo, jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.

 

 

MEDITACIÓN:           

“Cerráis”

 

            La historia nos pone de manifiesto hasta qué punto los hombres somos capaces de perder la perspectiva de las cosas y podemos llegar a caer en las contradicciones más flagrantes que nos hacen negar hasta lo evidente.

           

            Lo hemos visto en todas las escalas sociales y, también, lo que es más triste para nosotros, y cuyas consecuencias seguimos pagando, dentro de la misma Iglesia, que teniendo bien claro el mensaje de Jesús ha sido capaz de tergiversarlo en toda una serie de actitudes que contradecían el evangelio y que pocos parecían ser capaces de ver.

 

            Pues todo esto pone de manifiesto estos ¡ay!, de Jesús, dirigidos a esos dirigentes religiosos que, precisamente por ser lo que son, debían tener otro talante, pero que, sin embargo, les lleva a caer en toda esa serie de contradicciones, que parecen tan evidentes, pero que tampoco son capaces de ver. Y así sus consecuencias se producen por una cerrazón de la mente y el corazón, una especie de ceguera interior e incapacidad para hacer una lectura objetiva de sí mismos y sus opciones.

 

            Y cuando uno se encuentra con algo así y, además, lo encuentra en todos los ámbitos sociales, no puede menos de pensar si en realidad se trata de maldad o de ceguera universal, en que algo o alguien nos mete y consigue que nuestras relaciones se compliquen, se cierren y bloqueen toda posibilidad de encuentro o entendimiento. Parecemos empeñados en cerrar opciones y caminos, aunque lo neguemos de mil maneras y, al final, todo se nos hace oscuro y sin posibilidad de salida aparente.

 

            Y en medio de esa realidad aparece Jesús invitándonos, gritándonos nuestra ceguera, para veamos el riesgo de sus efectos y seamos capaces de abrirnos. De ahí su empeño en hablarnos de luz, de puertas que se abren, de esperanza, de futuro cargado de vida, de plenitud y de sentido, de horizontes que se abren a la fuerza del amor, del abrirse, del descubrir al otro como hermano y no como enemigo, en medio de tanto conflicto que generamos por empeñarnos en cerrar los ojos y el corazón.

 

            Estamos ante dos empeños, el de cerrar y el de abrir. Tal vez sea más peligroso, o eso nos parezca, el de abrir. Cerrar es fácil, dar carpetazo y poner pronto el punto final es rápido y sencillo, repensar y recrear la apertura a todos los niveles de nuestro ser humanos exige mucho más, pero es lo que nos hace capaces de humanidad. Y Jesús nos lo recuerda y nos lo muestra con su palabra urgente y su vida para que abramos los ojos y podamos ver.

 

 

ORACIÓN:          

“Todo es posible”

 

            Nunca he comprendido esa tendencia a cerrarnos, Señor, y sólo la entiendo desde el miedo y la comodidad, aunque podamos alegar otras muchas razones, sobre todo para justificarnos. Se nos llena la boca con la palabra libertad, que es el don que nos debía caracterizar como humanos, pero seguimos cerrados en un sinfín de esclavitudes que nos condicionan a nosotros y violentan injustamente a muchos, y que parece ir a más en cientos de escalas de nuestras realidades sociales. Por eso tu empeño de abrir puertas y ventanas, dejar entrar luz por el horizonte, es como un respiradero que nos abre un resquicio a través del cual vislumbrar que hay más, que nada está circunscrito y cerrado, y que eso es lo que sigue haciendo que merezca la pena mantenernos en pie y luchar contra nosotros mismos en ese empeño de oscuridad. No sé si lo conseguiremos o hasta qué punto, pero mientras tú estés en ello todo es posible. Gracias, Señor.

 

 

CONTEMPLACIÓN:         

“Hay luz y vida”

 

Me gusta la luz,

poder mirar al horizonte

del mundo y de mi vida,

y sentir profundamente,

más allá de toda certeza,

que la vida se abre,

como el capullo de una flor

que espera su momento.

Y contigo puedo abrir

los ojos de mi existencia

y sentir que hay sentido,

que hay luz y vida

más allá de toda oscuridad,

y que ansío ver desde ahora.

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