Sí, he sentido tu llamada,
he escuchado mi nombre
y has hecho vibrar todo mi ser.
Y aunque no te busque,
Tú vienes;
y aunque no te vea,
Tú estás;
y aunque no te escuche,
sigues pronunciando mi nombre,
sigues saliendo a mi encuentro,
sigues ofreciéndome tu vida,
el calor y la fuerza de tu vida
que se hace vida y fuerza en mí.