Semana 30 Sábado

TIEMPO ORDINARIO

 

Sábado 30º

 

 

LECTURA:              “Lucas 14, 1. 7-11”

 

 

En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo: Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: Cédele el puesto a éste. Entonces, avergonzado, iras a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.

Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

 

 

 

MEDITACIÓN:              “El último puesto”

 

 

            ¿Será cuestión de humildad, de sensatez, de lógica, de verdad, de comodidad” De todo un poco, me parece. Los últimos puestos casi siempre están libres, y eso da seguridad a la hora de buscar un lugar. Pero también debíamos elegirlos por prudencia, porque donde hay muchos uno puede equivocarse en la elección, si trata de “promocionarse”, y hacer al final el ridículo. Tal vez hasta hayamos sido testigos de ello. Mientras que el ponerse más atrás puede propiciar que a uno le llamen para estar más cerca de la presidencia, y como dice el mismo Jesús, quedar muy bien ante los demás y ponerse de manifiesto su categoría con respecto al anfitrión

 

            Y sí, para nosotros debía ser también, como algo añadido, un gesto de sencillez que ponga de manifiesto, como dice Pablo, por dónde anda uno con respecto a los demás y cómo, incluso, se les valora más que a uno mismo, porque eso nos acerca a los otros. Hay actitudes aparentemente sencillas y cotidianas, que tal vez no sean especialmente llamativas, porque todos se mueven por los mismos ámbitos, pero que reflejan con claridad lo que hay en el fondo de cada persona y los valores que lo definen.

 

            En Jesús sabemos que hay un empeño para que los suyos no busquen el ponerse por encima de los demás. No quiere crear castas especiales, y mucho menos privilegiadas, porque eso distancia. Para eso se habría quedado en el cielo sin problemas. Ha venido para hablarnos de la cercanía de Dios y para acercarnos los unos a los otros, rompiendo barreras, intentando enseñarnos actitudes de servicio que ayuden a dignificar a los otros. Sí, el sabe que en la sociedad hay lugares de responsabilidad, pero todos llamados a ser lugares especiales para servir más y mejor, no para convertirse en señores a quienes servir, y que se sirven de su puesto para medrar.

 

            No es una lucha fácil con nosotros mismos. A los propios discípulos sabemos que les costó mucho cambiar ese “chip” que parece que tenemos puesto todos. Y sí, no cabe duda, tenemos que ser referentes para quienes nos miren, referentes en nuestra capacidad de servir, de salir al encuentro de los otros, destacar en sensibilidad y en humanidad, y eso se hace mejor desde abajo, aunque en los medios de comunicación salgan más los otros.

            El mundo se construye desde abajo, desde dentro, ocupe uno el lugar que ocupe, nunca desde el orgullo ni la superioridad, lo podemos palpar como algo de sentido común, pero para nosotros además es una llamada, una consecuencia de nuestro ser discípulos del que no vino a ser servido sino a servir, a dignificar al hombre, hasta las últimas consecuencias.

 

 

ORACIÓN:                  “Para bien de todos”

 

 

            Señor, pienso que si muchas veces nos grabasen algunas actitudes nuestras en determinadas situaciones, se nos caería la cara de vergüenza, aunque uno a estas alturas, dentro del ambiente que vivimos, ya no sabe si algunas afirmaciones que podían ser validas de siempre lo siguen siendo ahora. Pero no cabe duda de que hay actitudes que no pasan nunca y que su realización o no hacen que las cosas, o mejor las personas, crezcamos, nos ayudemos a crecer, o nos hagamos la vida imposible. Pienso que en la teoría tenemos muchas cosas claras, pero luego la realidad nos puede y, a veces, nos seduce y nos hace olvidarlas. Señor, ayúdame a no perder nunca de referencia lo que soy y lo que me pides, o como me pides que sea. Que allí donde estoy, y sea lo que sea, lo sea desde ti y para bien de todos. Que no lo olvide, Señor. Gracias.

 

 

CONTEMPLACIÓN:                 “En tu fiesta”

 

 

Quiero sentarme

en la mesa de tu casa,

en el último puesto

o en el suelo,

no me importa;

me basta con poder

entrar en tu banquete,

en tu fiesta de la vida,

más allá del último,

pero en tu casa,

en tu fiesta,

en tu vida.

 

 

 

 

 

 

 

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