TIEMPO ORDINARIO
Sábado 13º
LECTURA: “ Mateo 9, 14-17”
En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.
MEDITACIÓN: “Odres nuevos”
A ti te tocó experimentar una etapa de afincamiento en las costumbres que hizo que muchos no fuesen capaces de entender lo nuclear, y el que siempre hay experiencias profundas que redefinir, realimentar, expresar de manera más viva, más coherente y fiel, y que eso exige una mente, pero sobre todo un corazón muy disponible, receptivo, abierto y generoso, libre. Pero no libre desde esa mal entendida libertad de hacer lo que me venga en gana, si no de hacer aquello que está en la órbita de lo mejor, de lo bueno, de lo más auténtico.
En la pregunta que te lanzan había ya una condena previa, hecha desde unos esquemas buenos pero que exigían una relectura. Era ese momento muy especial, porque tu presencia en la historia marcaba un algo único, la presencia del novio, como decías, en esa fiesta del Reino que venías a anunciar. Pero además, querías enseñar el fondo, la raíz, el sentido de todo, no hecho de costumbres porque sí, sino hecho de sentido, para expresar de nuevo el núcleo de la historia, llamada a realizarse y plenificarse en y desde el amor.
Al final el riesgo siempre es ése, el quedarnos con los modos, con las hojas, sin saber dónde está la raíz, y a eso me invitas hoy, recordándome que mi raíz debe estar arraigada en la tierra de tu amor.
ORACIÓN: “Un buscador de ti”
Me invitas a hacer las cosas no arrastrado por la corriente de la costumbre o de la última moda, sino a ser capaz de leer cada momento para darle una respuesta personal, pero eso sí, no desde el capricho sino desde esos valores profundos que constituyen nuestra profunda realidad humana. La que tú me ofreces.
La labor es compleja, pero es importante. Por eso, Señor, quiero contar contigo, porque sé que tú siempre nos quieres llevar por esa experiencia profunda de humanidad, es así como nos quieres hacer divinos. Ayúdame a desarrollar esa libertad y esa autenticidad. Que tenga lucidez para decir si o no. Para ser constructor de mi existencia y no un mero paciente, aunque me equivoque en ocasiones, aunque tenga que rectificar muchas, que sea un buscador de ti y desde ti.
CONTEMPLACIÓN: “Eres compañero”
Eres vino añejo
ennoblecido por el tiempo,
redondeados tus aromas
en el amor y la misericordia.
Y eres vino siempre joven,
de aromas frescos
y sabrosas frutas,
de la vida siempre abierta
y la serenidad gozosa.
Eres fiesta que se anuncia
y que también se prepara
en la paz de la renuncia.
Eres compañero de camino,
el amigo de mi andar cansino
y la esperanza de mi fin
definitivo.
Eres, al fin y al cabo,
siempre fiesta,
profunda y gozosa.
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