TIEMPO ORDINARIO
Miércoles 10º
LECTURA: “Mateo 5, 17-19”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el Reino de los Cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos.
MEDITACIÓN: “Dar plenitud”
Vienes, Señor, a dar plenitud, a dar sentido. Eso no supone inventar, sino penetrar en las entrañas, descubrir el valor y la riqueza profunda de las cosas, el no quedarse en la capa superficial, sino penetrar en lo profundo, en lo que da sentido, en lo que está en la raíz y hace descubrir un montón de consecuencias nuevas, que supera a las anteriores porque las enriquece y les desvela su sentido auténtico y pleno.
Y es que nosotros tendemos a acomodarnos en lo que descubrimos, damos un paso ante algo que de por sí es bueno y creemos que ya hemos dado con la respuesta definitiva, y no podemos olvidar que la riqueza de la vida, de nuestra vida, de la profundidad del ser humano y de tu propio misterio insondable, nos llama a mantenernos siempre abiertos y expectantes. Y así nos lo quisiste recordar cuando nos pediste estar atentos al Espíritu que sopla donde quiere, cuando quiere y de donde quiere.
La ley se tiene que apoyar en el amor, que es la raíz donde tú te asientas, desde él, cualquier signo, por pequeño que sea, tiene importancia. Y es en los signos y gestos pequeños de nuestra vida sencilla donde se pone constantemente de manifiesto. Lo mejor de nuestro ser, la mayor calidad y riqueza de una persona, se manifiesta en su sensibilidad hasta los detalles más nimios que manifiestan la grandeza y altura de su humanidad. Si estamos esperando a hacer gestos grandes tal vez no tengamos muchas oportunidades, los pequeños surgen a millares a lo largo de cada uno de nuestros días y si no estamos atentos, si no los trabajamos, podemos pasar sin pena ni gloria, o tal vez, con más pena que gloria.
Si soy capaz de entenderlo y de vivirlo será señal de que estoy comprendiendo la grandeza de lo pequeño, algo que estará a la altura de lo que puedo enseñar, lo demás se me escapa.
ORACIÓN: “Pequeños signos”
Me gustaría pedirte que me mantuvieses despierto a esa sensibilidad de lo pequeño. Son muchos los pequeños signos de mucha gente, con la que vivo y me encuentro, los que estimulan y dan el tono de mi existir, y quiero cultivar esa actitud.
Por otra parte reconozco su dificultad. Es fácil hacer un gesto de generosidad y de bondad en un momento dado, pero es más costoso llevarlo a efecto en el minuto a minuto. Por eso, te pido que no me falte tu estímulo y que el mirarte a ti, cercano y sensible siempre, sea el punto de referencia de mi actuar.
CONTEMPLACIÓN: “En mi pequeñez”
Busco grandes signos
de tu presencia,
y no te veo.
Te pienso y te quiero
manifestado en grandezas,
cuando tú amas lo pequeño.
Me abres al mundo infinito
de los millones de gestos
que pasan desapercibidos,
pero que lo llenan todo de sentido.
Y en ese calor de saberte cerca,
alentando silenciosamente,
mi camino,
queriéndome hasta el infinito,
aún en los dolores del destino,
te siento muy dentro,
pequeño en mi pequeñez,
para hacerme grande
en tu grandeza.
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