MIÉRCOLES V DE PASCUA
LECTURA: “Juan 15, 1‑8”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
MEDITACIÓN: “Permanece en mí”
“Permanecer”, ahí está el secreto de muchas cosas, tal vez de las más importantes. Sobre todo cuando ese permanecer hace referencia a mantenernos firmes, a seguir en pie, a no tirar la toalla a pesar de las dificultades, de las incomprensiones, de que el ambiente diga otra cosa, a pesar de los errores de dentro y de fuera, de los miedos, de las incertidumbres, a pesar de que muchos estén en otra onda…, permanecer.
Porque tú no abandonaste tu misión a pesar de todo lo que se ponía en contra. Porque nunca dejaste tu referencia continua al Padre, porque no dejaste a un lado tus principios y tu voluntad clara de hablar del amor y del perdón. Cuando no dejaste de apostar por todo lo que llevaba a la vida, a la auténtica libertad, porque no dejaste de apostar por lo mejor que puede brotar del corazón humano, porque permaneciste fiel… por eso me puedes invitar a permanecer.
Permanecer en el amor a pesar de las dificultades, permanecer en la disponibilidad, aunque te llamen tonto, permanecer fiel a unos valores, aunque te llamen pasado de moda o estrecho, permanecer …, es el modo de dar fruto y de poner de manifiesto, que hay algo y alguien que está por encima de todo y de todos, y que no limita la vida sino que la enriquece. Permanecer es una de las grandes dificultades que tenemos los hombres hoy y, por eso, es el mayor reto y la llamada más importante que nos puedes lanzar.
ORACIÓN: “Permanecer fiel”
Gracias, Señor, por tu llamada, por tu invitación. Quiero permanecer fiel a lo que siento. No es fácil. No puedo echar la culpa sólo al ambiente, es mi corazón el que más se resiste a veces. ¡Es tan fácil no permanecer en nada! Es tan fácil estar flotando llevado por los sentimientos de cada momento, de cada circunstancia.
Por eso, te lanzo mi grito, mí súplica, enséñame y ayúdame a descubrir el valor y el sentido de permanecer. Enséñame a descubrir y a trabajar el valor de la fidelidad, que me permite mantenerme en el bien, en la dinámica del amor, a pesar de las dificultades, que son las que ponen a prueba y permiten madurar lo mejor de mí
CONTEMPLACIÓN: “Quiero”
Quiero ser y estar
como el sarmiento
unido a la vid.
Quiero sentirte
atravesando con tu vida
mis sentidos
y aprender de ti.
Quiero experimentar
la fuerza de tu savia
que recorre mis entrañas
y las llena de fuerza
y de vida.
Quiero permanecer
unido a ti
y sentir que algo crece
en mi ser más profundo
hasta desbordarse,
como la fuerza de un torrente
o de un volcán
que ya no puede retener
su energía,
el ímpetu de su amor
y de su gozo,
para impregnarlo todo,
de tu frescura
y de tu calor.
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