Hemos de levantar con los escalones de nuestras obras aquella misma escala que se le apareció en sueños a Jacob sobre la cual contempló a los ángeles que bajaban y subían (7,6)
Para subir necesitamos una escala. En Gen 28, 12-13 aparece una escala que ponía en comunicación el cielo con la tierra. Es la que hace referencia este 6 párrafo.
Casiano habla de indicios de humildad, se puede decir que existe de verdad por tales o cuales aspectos externos que la manifiestan. Pero él mismo sugiere la figura alegórica de una escala de la humildad, cuando tratando del camino de la subida a la perfección habla de grados y de orden. O cuando anuncia el paso de la humildad a la caridad perfecta se sirve de la expresión “grado más excelente”.
En otros pasajes de las instituciones da a los indicios de la soberbia carnal, inversa de los indicios de la humildad, el nombre de grados descendentes. Por esto, puede ser que el mismo Casiano fuese el que sugirió a Benito el símbolo de la escala.
Pero de todos modos esta alegoría es antiquísima, muy anterior incluso al cristianismo y se usaba tanto para describir la graduación de las criaturas, como la ascensión del alma hacia Dios y el progreso de la vida espiritual.
La escala de Jacob ha sido interpretada según los diversos sentidos que los antiguos discernían en la Escritura: sentido literal, alegórico, simbólico, tropológico y analógico.
Constituye un tema espiritual corriente en la literatura patrística y monástica.
Filón y Orígenes entendían de modo literal esta escala era por donde las almas de los hombres subían y bajaban al cuerpo. Admitían que las almas existían antes de unirse al cuerpo y que por la penitencia volvían purificadas al cielo.
Para Teodoreto y otros la escala era en primer lugar símbolo de la providencia y gobierno divino. Los ángeles que subían y bajaban era los ministros de la providencia de Dios y cada uno tenía su misión. Dios gobernaba a los hombres a través de ellos. Los lados de esta escala son la fortaleza y la suavidad con las que gobierna Dios el mundo.
Para Diodoro Tartensis, los Ángeles que descendían significaban la feliz estancia de Jacob en Mesopotamia y los que ascendían su feliz regreso a Palestina. Así Dios quiso con esta visión consolar y animar a Jacob, que huía como peregrino.
La explicación moral es que Dios tiene especial predilección por Jacob como si él fuese único en el mundo. No se negaba por ello la providencia sobre las oras criaturas.
En cuanto al significado alegórico, Eustaquio dice que la escala es la Cruz de Cristo, lo mismo que S. Agustín que afirma que la escala es Cristo pendiente de la cruz, donde tomó a la Iglesia por esposa. Cierto que la cruz es el camino por el que Cristo y todos los cristianos llegan al cielo. Y alabando la fortaleza de Perpetua y Felícitas, dice que subieron a Dios por la escala de oro que S. Perpetua vio cuando estaba cautiva en la cárcel y por la que se subía de la tierra al cielo. En sus escalones había muchas espadas afiladísimas para que nadie subiese por ella sin graves lesiones. Abaja había un horrible dragón queriendo impedir que subiese. Y vio a uno de sus compañeros de martirio, que con gran ánimo ascendía por esta escala y exhortaba a los demás a seguirle con valentía, si miedo al dragón que se lo quería impedir.
Teodoro y Ruperto afirman que el Espíritu Santo, está representando por esta escalera la encarnación del Verbo, que descendió a través de muchas generaciones, y al fin de ellas estaba José y la virgen María. Los lados de esta escala son la misericordia y la verdad, o sea la fidelidad de Dios a sus promesas mesiánicas. Ambas propiciaron que el Verbo descendiese hasta nosotros y tomase nuestra carne. Por eso Jesús dijo, nadie asciende al Cielo, sino aquel que descendió del Cielo. El es nuestra escala por la que subimos a Dios: nadie llega al Padre si no es por Cristo.
En sentido tropológico, S. Bernardo dice que la escala es la disciplina religiosa o la regla de la Orden, sus lados son la mente humilde y la vida austera. Los grados son la austeridad de la disciplina que conduce al cielo.
Analógicamente esta escala representa a los diversos grados de ángeles que hay en el cielo.
Es un texto por lo tanto muy comentado y de diversos modos a través de toda la patrística. Y que S. Benito hace suyo con la finalidad de simbolizar el camino del monje hacia la cumbre de la caridad.
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