El vocablo latino “humilitas” usado por la RB, es derivado de humilis, y es la traducción del griego de tapeinos, que significa, bajo, pequeño, servil, despreciable. Igual que homo y humanos proceden de humus, que significa perteneciente a la tierra, formado del polvo de la tierra, cercano a la tierra.
En el latín clásico, en sentido figurado y hablando de personas, es sinónimo de ignobílitas, infirmitas, sirven para designar oscuridad de cuna, baja condición social, endeble en medios económicos, insignificancia de su carácter. Indica un estad bajo, servil, despreciable, falto de gloria.
En la literatura profana, griega y romana las formaciones del grupo verbal tapeinos o humilis, designaban por lo general un espíritu rastrero, sentimientos serviles, contrario a la magnanimidad, a la nobleza, al sentimiento del propio valer.
Entre los filósofos paganos nunca fue ni virtud, ni ideal. Humilitas no se convierte en un vocablo de significación positiva como expresión de un ideal moral y religioso, de una virtud estimable y estimada más que en el léxico de los autores cristianos. Cierto que entre ellos sigue teniendo el significado de pequeñez y bajeza, desgracia, oprobio. Pero también una disposición de espíritu diametralmente opuesta a toda clase de orgullo, de presunción, de vanidad, que impregna toda la vida del auténtico seguidor de Cristo.
La humildad en el AT. Jesús en persona fue quien promulgo el ideal de la humildad en el sermón de la montaña. Pero la doctrina que predicaba no era enteramente nueva, sino que se estaba elaborando en Israel desde hacia muchos siglos. Jesús se dirigía a hombres que podían entenderlo, preparados por una la tradición.
Antes de convertirse en un ideal moral, en virtud, la humildad y la pobreza, que siempre suelen ir juntas, empezaron a ser una realidad social.
La Biblia hebrea se sirve de varios términos para significar la humildad. Entre ellos el más corriente es el anawuain. Los setenta lo traducen por tapeinos, que será el que empleará el NT. Solo por el contexto se podrá saber de que clase de humildad se trata. Los libros anteriores al exilio la presentan generalmente como un estado de miseria, de abatimiento. Los pobres, los débiles, los pequeños, los humildes gozan del favor de Dios. Su misma necesidad les abre el corazón a la esperanza en la ayuda divina. Dios ensalza a los pequeños y abete a los soberbios. El que desea que Dios le ayude, se humilla a sí mismo, ayuna, se rasga los vestidos, a fin de que Dios tenga compasión de su miseria.
Las leyes promulgadas por Yahvé protegen a los pobres y humildes. Los profetas los defienden, los salmos los ensalzan. Son los únicos israelitas que permanecen fieles a Dios.
En los textos del exilio y posteriores va adquiriendo importancia el aspecto interno y espiritual de la humildad. Los profetas y maestros de la sabiduría predican la humildad. El Altísimo habita en el que es humilde de espíritu y tiene el corazón contrito (s. 57,15;66,2)
En Eclesiástico, adquiere la humildad categoría de ideal moral, accesible a todos los israelitas. Sigue muy ligada a la pobreza. Los humildes son por excelencia los anawuin, los pobres de Yavhe que los traductores griegos no lo traducen por mendigo ni por pobre menesteroso, sino por prasus, que evoca a una persona mansa y sosegada, aun en la prueba. Por eso a veces se traducen el anawuin por humildes.
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