Durante la cuaresma dedíquense a la lectura desde por la mañana hasta finalizar la hora tercera, después trabajarán en lo que se les mande hasta el final de la hora décima. En estos días de cuaresma recibirán cada uno un códice de la Biblia, que leerán por su orden y enteramente. (48,14-15.)
El horario de invierno resulta más austero que en el verano. En cuaresma se acentúa este aspecto severo, ya que la cuaresma es un tiempo penitencial. Durante este tiempo los monjes tienen que seguir trabajando, pero incrementando el tiempo de lectura, desde prima hasta la hora tercera. Después trabajan hasta el final de la hora décima, en la que se celebraba el oficio de vísperas. Cada uno de los días de penitencia preparatorios de la Pascua de resurrección, a excepción del domingo, constituían una interminable jornada de lectura y trabajo soportada en ayunas hasta después de vísperas.
En este periodo se les ha de entregar un códice que leerán ordenada e íntegramente. No obstante este aumento de lectura, el trabajo prosigue, ya que ninguna devoción debía ocupar el lugar de la penitencia impuesta por Dios al hombre pecador: el trabajo.
Pero hay que tener bien en cuenta que no es el trabajo lo que define al hijo de S. Benito, sino lo propio de la espiritualidad benedictina es la búsqueda de Dios en la soledad. Esto es lo que el monje busca por encima de todo y lo que da sentido a su vida y libera su corazón.
En nuestra actual cultura en las que las personas se identifican por lo que hacen, no por lo que son, esta espiritualidad benedictina es de profunda importancia.
Después de marcar el horario de cuaresma, sigue un pasaje controvertido. Al principio de la cuaresma, dice la RB reciba cada monje un códice que leerán por su orden e íntegramente.
Esto está perfectamente claro. La disputa se centra en torno a la palabra a los códices: “de biblioteca” ¿Qué significa aquí biblioteca? Siempre invariablemente se había interpretado como el depósito de libros, la biblioteca. Cada monje recibía un libro de la biblioteca del monasterio.
Desde 1950 se ha discutido del sentido de esta palabra ya que no resulta nada nítido, pues si biblioteca en la literatura clásica significa el lugar donde se guardaban los libros, en la literatura cristiana significaba el conjunto de libros sagrados, es decir la Biblia.
Existen argumentos muy respetables a favor de esta nueva interpretación, que es como traduce el P. Iñaki este pasaje de la regla.
En primer lugar, biblioteca como sinónimo de Biblia aparece con mucha más frecuencia que con el sentido de lugar de depósito de libros en los textos cristianos de los siglos IV al IX, es decir en la mejor época patrística y el comienzo de la Edad Media. Los primeros comentaristas de la RB pertenecían ya al renacimiento carolingio lo que influyó en su interpretación, que no puede dedarse por tradicional, ya que la tradición de los primeros discípulos de S. Benito se había interrumpido totalmente.
En toda la RB no aparece nunca la biblioteca del monasterio por la sencilla razón de que no existía. ¿Cómo iban a tenerla si los mejores monasterios de la Edad Media apenas tenían un centenar de códices?
Los catálogos medievales casi nunca llaman biblioteca al conjunto de códices que se reseñan, pero en cambio así nombran a los códices de la Biblia.
Interpretar aquí biblioteca como depósito de libros no tiene sentido, pues resulta evidente ya que la tradición cenobítica atestiguada por Pacomio, Agustín, Isidoro…los libros se distribuían todos los días y todos los días por lo tanto se guardaban. Una sola distribución de libros de la biblioteca a principio de cuaresma resulta muy extraña, pues uno se pregunta ¿de donde los sacaban el resto del año?
Pero si entendemos biblioteca con el sentido de Biblia, todo aparece más lógico. Antes y después de S. Benito la escritura se solía dividir en nueve códices, de los que la RB cita siete, y se daba uno a cada monje al empezar la cuaresma, para que la Escritura constituyera su alimento espiritual con más intensidad que en otros tiempos del año. Así cada monje al cabo de nueve años había leido la Biblia completa a razón de un códice por cuaresma, siguiendo cierto orden, que es lo que indican las palabras: “los leerán por orden y enteramente”.
S. Cesáreo de Arles invita a los cristianos a leer la Escritura especialmente durante la cuaresma. ¿Por qué no obrarían así los monjes destinatarios de la RB?
Deja una respuesta