373. Influencia de la RM en la RB.

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– Porque cuanto necesitan deben esperarlo del padre del monasterio, y no pueden poseer lícitamente cosa alguna que el abad no les haya dado. (33,5)

Pero aún hay que ir más lejos en la doctrina de la desapropiación del Maestro. Rechazar toda posesión y preocupación de  uno mismo. Este es el orden establecido por el Señor. En su servicio no se tolera el “peculio”, ese  pequeño bien particular, que el Derecho Civil concedían los esclavos. Esta reserva ofendería al divino Señor. Sus servidores deben entregarle todas sus fuerzas, toda su actividad, todos sus pensamientos. El en cambio se encarga de todas sus necesidades.
La obediencia y la desapropiación van a la par. Ambas consisten  en arrojarse en los brazos de Dios. El obediente toma como ley la voluntad divina. El renunciante no quiere tener más riqueza que Cristo. Es una conversión a las cosas de arriba, una apuesta por la eternidad.
En la relación de la desapropiación con la obediencia, Benito señala con sobriedad pero con fuerza en dos frases  en los cap.33 y 58.  La enuncian casi en los mismos términos. El monje no puede poseer nada porque ni su propia persona está en su poder. Esta máxima de estilo jurídico que encontramos en más de un legislador monástico, hace pensar  en el estatuto del esclavo en la antigüedad, pero incluso el esclavo podía poseer un “peculio”, que se le niega al monje.  Para el monje el desposeimiento es completo y perpetuo  como la obediencia.
En el Maestro la relación de desapropiación y obediencia estaba enfocada desde un punto de vista espiritual. La propiedad aparecerá como una de las manifestaciones características de la voluntad propia, es decir, del deseo de la carne y un perjuicio para el servicio de Dios, en el que la adhesión a su voluntad, el abandono en su providencia debe ser sin reservas.
Benito resume estas consideraciones espirituales basadas en la Escritura con gran concisión en  una fórmula seca y jurídica. El conflicto de carne y espíritu, la desocupación para el servicio de Dios, la búsqueda del Reino y su justicia que excluyen cualquier otra preocupación, todo esto en Benito ha desaparecido, dando lugar a una simple regla legal.
Benito no habla de la Providencia como el Maestro. La teoría sobre la desapropiación  del Maestro, ha desaparecido.
En cuanto al abad, ya no lo presenta como el que provee a las necesidades de los hermanos, sino que insiste en su control  ya que se requiere su permiso para cualquier acto que tenga como fin disponer de objetos materiales. Es al abad al que se le pide todo lo necesario.

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