El catálogo de instrumentos, desempeña también el papel de preparación, anticipando varias series de temas que serán desarrollados abundantemente en los grados de humildad.
Así podemos ver como los instrumentos de las buenas obras, están mucho más relacionados con los tratados circunvecinos de lo que parece a primera vista.
El más llamativo de este anuncio es el encontrar en ellos las ideas-madres que se desarrollaran en el primer grado de humildad: la meditación de los novísimos, la fe atenta a la mirada de Dios, la vigilancia de conducta presente en la perspectiva del juicio final, el rechazo de los malos pensamientos, la represión de las palabras ociosas.
A continuación se pasa de los deseos de la carne y de la voluntad propia a la obediencia al abad, prefigura en forma precisa la secuencia de los grados del 1 al 3 de la humildad.
Ya antes de estos esbozos tan nítidos de los primeros grados, la RM ha insertado un bosquejo de 4º cuya ilustración escriturística ya conocemos en parte. Incluso el 5º puede adivinarse en la máxima de los malos pensamientos que sobrevienen al corazón. Mientras que la moderación de la risa, junto con las palabras vanas, hacen pensar en el los grados 10 y 11.
En resumen, cerca de la mitad de la escala de la humildad se encuentra ya en las máximas del “ars santa”.
Uno de los objetivos de esta, es preparar en forma de piezas separadas, cierto número de principios espirituales, con los que el lector se familiarizará al llegar a las amplias exposiciones de la humildad.
La última característica que termina por unir los dos tratados es que tanto uno como otro acaban con una larga descripción del Paraíso, por lo que algunos detalles se repiten textualmente.
Benito ha eliminado esta similitud, reduciendo la primera descripción del Maestro a una simple evocación apofática: ”Si los manejamos incesantemente día y noche y los devolvemos el día del juicio, recibiremos del Señor la recompensa que tiene prometida, que ni ojo alguno vio , ni oreja oyó, ni pasó por el pensamiento del hombre, las cosas que Dios tiene preparada para aquellos que le aman. Y suprime completamente la segunda.
Sin embargo en la escala de la humildad tiende visiblemente al cielo, y esta finalidad se funde con aquella que tenían los instrumentos. En otras palabras, el “ars santa” y la escala son dos metáforas equivalente, que expresan una y otra el esfuerzo hacia la vida eterna, concebida como una retribución y una recompensa.
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